Era 5 de Enero de 198... yo tenía 4 años, mis papás se acababan de divorciar, él, mi padre, había dejado sin dinero a mi mamá por los gastos de abogados y sin trabajo, ella era su empleada.
Mis abuelos y tíos pasaron el fin de año en Acapulco y rgresaban hasta el próximo fin de semana. La única opción para pasar "la noche de reyes" con algún familiar era mi tía Alejandra, pero despues de un rato en su casa le dijo a mi mamá: "no es que te corra, pero va a venir Fil (novio de mi tía) y no queremos que se sientan incómodos tú y el niño"...
Mi mamá con el corazón lleno de tristeza, me puso mi chamarrita roja y me dijo: "vamos a la casa, para que duermas temprano, sino los Reyes Magos no van a venir"... "pero y la rosca?" repliqué. Mi madre me tomó de la mano y me dijo que ya no había roscas buenas y que la que tenía mi tía ya estaba dura, al decir esto rodó una lágrima por su rostro.
Veníamos caminando por Av. Revolución, rumbo a la casa, cuando, frente al supermercado (Gigante), ví a un señor que vendía violines chiquitos de madera y unos títeres, de esos que mueven con hilos, me les quedaba viendo en lo que se ponía el siga del semáforo; entonces le dije a mi mamá: "están bonitos, verdad?", esperando que me lo comprara, ella se acercó al señor y despues de preguntarle cuanto costaba, sacó hasta la última moneda de su bolso y ¡¡¡Me compró el violin!!!, era el primer momento de alegría que había tenido desde... ya ni recordaba desde cuando.
Al día siguiente, fuí a ver si Los Reyes Magos me habían traido lo que les había pedido (ya ni me acuerdo que era lo que había pedido), pero nada, busqué hasta el último rincón de la casa y no había nada, en eso estaba, cuando mi mamá me llamó a su cuarto, entré y con mirada triste y una sonrisa (tambien triste), me entregó un pedazo de papel, una carta. Le pedí que me la leyera y comenzó:
Querido "niño": Como tu sabes, hemos tenido mucho trabajo, son muchísimos los niños a los que tenemos que visitar. Pero sabemos que este año te has portado muy bien y que has sido el mejor hijo del mundo. Por eso te prometemos que muy pronto vamos a ir a tu casa a dejarte tus juguetes. Gracias por todo. Atentamente Melchor, Gaspar y Baltazar".
Dí un salto y abracé a mi mamá, dándole un beso...
....No hubo mejor regalo de Reyes en toda mi vida que aquel violincito de madera, la carta firmada en persona por Los Reyes Magos nombrándome como el "mejor hijo del mundo" y el amor y sacrificio incondicional de mi madre por mí.
Gracias Mamá.!!!